Reflexiones en silencio.
Se acercan las fiestas y es inevitable ponerme-nos a reflexionar sobre el sentido de las mismas... claro está que cada quien las vive desde su interior... Muchas veces en esta época buscamos el silencio, luego de que nos hemos acostumbrado a "vivir" y convivir con la música como parte de uno mismo, como auténtica compañía...muchos estamos enchufados a los audífonos en el trabajo, la radio en el carro... si a esto le sumamos el ruido ambiental noscivo y el ruido normal de cualquier hogar... Qué pasó con el silencio? Será que hemos perdido la capacidad de reflexión, de permitirnos hacer insight , de callar el ruido externo para escucharnos...Es más, creo que cada vez más -y con más fuerzas- le tememos al silencio. Será que estamos en una sociedad vacía? Será que la enajenación de lo cotidiano nos priva de poner el pie en el freno y reveer el día, el año...lo vivido? Cuántos de nosotros nos tomamos unos minutos para hacer un buen balance del día o sin ir más lejos cuando llega el 31 de diciembre?
Poder sacralizar la navidad, poder mirar el pesebre y ver al Niño Dios y cuánto esto significa.
Hay dos fechas significativas y fuertes en el año: Navidad y Pascua. Ambas con un significado muy profundo: el Yin y el Yang, la vida y la muerte. Para comenzar un nuevo año se nos propone la vida, celebrar el milagro del nacimiento. Creo que merece la oportunidad de nuestra reflexión, de hacer un párate y contemplar lo extraordinario...de asombrarnos por aquello que cotidianamente dejamos pasar. Los hechos de la vida nos van marcando y este año vivimos una natividad muy especial... como todas, celebrando la vida en nuestra propia familia.